viernes, 11 de abril de 2008

Mezquitic


"¡No que va!, ese Don Víctor na' más estaba esperando la muerte, pero nomás no llega... no le digo que casí ochenta y ocho otoños habían pasado sin verla ni de lejecitos cuando menos.

No; si una vez creyó que era su hora, fué por allá por los sesentas, en Mexicali creo, ¡luego que no se cae con todo y mula en un barranco en medio de la chingada!, ahí en medio de la nada. Tuvo suerte de que haiga' sido allí, onde hasta la muerte ignora el lugar, tuvo suerte de que lo haiga' encontrado yo primero antes que la muerte, ahí tirado maldiciendo a Dios Nuestro Señor, levantando el puño enterregado y blasfemando con la boca toda seca, tuvo suerte de que haiga' sido nomás una pata, por que la derecha también se le estaba poniendo colorada; y ahora ni siquiera cojo anduviera.

Ah pos el 18 de Abril se cumplen cuarenta y tantos años de andar con una sola pata... ¡hey!, fígurate: la mitad de la vida enterito y la otra mitad con una pata na' más, pos por eso ya le urgía al cabrón; no, ¡si no puede dejar que la desgracia le gane!, tiene que irse antes de que el tiempo de estar con una pata mochada sea mayor que el de estar enterito... si es reteorgulloso el Víctor. No puede dejar que Dios se salga con la suya, ya no le importa ni lo que tanto le pesaba: que con él muriera su apellido, aunque dice que había oyido' de otros Celerio por allá por Veracruz, y una vez le pareció ver las letras de su apellido en un diario de la capital (que de eso no es seguro por que ni sabía leer), pero como fuera, ésos no eran de su sangre, no había hijos, y pos' ni mucho menos nietos, y no es que no haiga' querido por que si le intentó, y de a manojos, primero con la Lupe y nomás no, dspués con la Daniela y tampoco, con Doña Leonor, que ya estaba grande y siempre fué fea, pero salió muy mujer: nada menos que catorce criaturas trajó al mundo, pero no, tampoco con ella. Hasta con Ana su cuñada, intentó, pero a mi se me afigura que fué más por calentura que por descendencia... en fin, el caso es que nunca quiso Dios que tuviera hijos; y, como él decía: Si Dios le hubiera concedido tener hijos, de puro coraje le hubiera dado puras mujeres, ningún varoncito al condenado, ná más por chingarlo. Pero todo esto ya no le importaba, ya era una carrera contra el tiempo, y eso que dicen que el tiempo pasa más lento acá en Mezquitic, pero es díficil ganarle al tiempo con na' más una pata de carne y dos de palo.

Él no hacía mucho caso de lo que decían en el pueblo, dicen muchas cosas, cosas que nomás anda inventando la gente. Pero había oído que cerca del Cerro de los Amoles pasaba la muerte cuando iba de regreso al infierno, que por eso hace harta calor allí, quesque' se para a tomar la sombra un rato abajo de un mezquite, un mezquite grandote dicen, que el más grande que haiga' por ahí. eso dicen, cuando he pasado por ahí yo no la he visto, he visto ánimas si, pero esas no andan de negro, esas na' más se la pasan pidiendo agua a los paseantes... pos sabe tú si va a encontrar a la muerte, pero hoy temprano después de ordeñar, na' más pasó al templo y se fué pa'l cerro, iba bien elegante con su traje negro, se quitó su sombrero ese que está todo roto, na' más si llevaba sus pinches ramas de bastones, si yo no sé por que le gustan más que los bordones que le traje de La Barca, pero ese Víctor es bien terco, siempre se sale con la suya, así que ya no lo esperes, me dijo que sí no veía a la muerte bajo el mezquite, entonces iba a usar el mecate que le presté..."