jueves, 29 de noviembre de 2007

Intro


Seducido por otra de las tentaciones del internet, presionado por mi pequeño instinto seudo-narrativo-filósofo-ególatra, e impulsado (en un 90%) por el ocio; escribo las primeras líneas de mi bitácora virtual, sin más pretensión que satisfacer esa curiosidad y esta necesidad de expresar en algún lado aquellos pensamientos surgidos en algunas interminables horas escolares, en los entretenidos recorridos en autobuses, en las imsomnias noches de mirar el techo de mi recámara, en las tardes de control remoto, en las eventuales noches etílicas, en las magníficas caminatas sin destino.
¿Realmente necesito un blog?, ¿realmente alguien en el mundo lo necesita?... No creo, pero parece ser interesante tener uno.